Oda a los malos

Este ánimo que tengo no es mío

es heredado de la gente que me rodea.
Que vive en la hipocresía, buscando su interés personal

Pasando por encima de los otros, regurgitando su propia indolencia

para manchar el camino del otro y que el paso firme

siendo dura la calzada, sea resbaladizo y agónico

para que caigas sin misericordia y condenada

por la envidia que les corroe, maldiciente vicio

que soportan, hasta que acechan alguna desdichada

donde clavar su aguijón mortal, siempre directo

al centro de la esencia de una misma, ya que es el único lugar

que se ve desprotegido, porque confías, quieres sentir

porque ya no es creer, que mucha gente que no son personas

se frenaran ante su impulso fraudulento y bestial para

destruirte, pero infinita es la inocencia del que así siente

porque la realidad es bien distinta, hay almas empobrecidas

hasta tal punto que su único impulso para vivir, es la maceración de las heridas del otro.

Repugnante vileza la de aquellos que quitan el aire a los que respiran

Porque en su ahogo y agonía maltrecha, esperan llevarte detrás a su solitaria

y fría tumba, donde la desazón y la oscuridad reinan y donde nunca

hallarán el camino del reposo.

Me comería el alma de los malos si con ello destruyera su danza diabólica

alrededor de aquellos inocentes.

Puta gente que no vive, si no mata.